Joaquín Roca, el hombre que hasta hace cuatro días y con cien años aún manejaba su vehículo particular por Liérganes, murió el lunes en el Hospital Valdecilla.
Joaquín murió agotado después de vivir cien años intensos, en los que le tocó soportar dos guerras y un exilio. Había nacido en Calig, un pueblecito de Castellón, pero en 1979, tras su regreso de Francia, se estableció en Liérganes, de donde era su mujer, Josefa. Y en este pueblo cántabro ha permanecido desde entonces.
Pleno de vitalidad y de energía, Joaquín no dejó de manejar con soltura su coche particular casi hasta última hora. Fue su condición de centenario y con carné de conducir en vigor lo que le hizo famoso en toda España el pasado verano. Quizá por tratarse de un caso único. Y por su personalidad. Por añadidura, gozaba de capacidad plena para estar al frente del centro de la Tercera Edad, de cuyo colectivo él era presidente.
El pasado 29 de agosto Joaquín tuvo el placer de festejar en Liérganes su centenario rodeado de ochenta familiares. A finales de año las piernas comenzaron a pesarle más que de costumbre. Y el que, de repente, una mañana no quisiera levantarse de la cama fue una señal para sus familiares. Trasladado a Valdecilla, su fortaleza física se resquebrajó en poco más de una semana. Pese a todo, Joaquín no se quejó de nada. Y para no hacer ruido se marchó tranquilo y en silencio, mientras dormía.
Fuente: eldiariomontanes.es
