50 AÑOS DEL TIBURÓN. El coche que se adelantó a su tiempo

Concentraciones

El Citroën DS hizo historia por la cantidad de adelantos que incorporó al mundo del automóvil. En estas fechas el atípico vehículo cumple 50 años

En estos días se cumple medio siglo del lanzamiento del Citroën DS, el primer modelo que incorporó muchos de los sistemas de ayuda a la conducción que hoy ya son habituales. Una exposición conmemorativa en París homenajea a esta particular berlina que ha hecho historia.
Las décadas centrales del siglo XX, marcadas de lleno por la 2ª Guerra Mundial, fueron muy duras para Europa en todos los sentidos, y también para las empresas que en ella se asentaban. Fue precisamente en ese contexto cuando los ingenieros de Citroën comenzaron a trabajar en el modelo que sustituiría al recién presentado Traction Avant (TA), de tracción delantera.

El objetivo que marcó Citroën era claro: diseñar un coche tan avanzado tecnológicamente como lo había sido el TA -que supuso un adelanto de 20 años respecto al resto de la industria automovilística-.

La ocupación de Francia por parte del Ejército nazi, destruyendo infraestructuras y haciendo necesario al racionamiento de los carburantes, dictó el resto de las pautas a los ingenieros: habían de concebir un coche con una suspensión capaz de adaptarse a las maltrechas carreteras francesas y que consumiera poco.

Para desempeñar tan complicada misión se partió de un folio en blanco. Algunos de los novedosos sistemas que se desarrollaron fueron probados en unidades TA, manteniendo en riguroso secreto cualquier dato o imagen que pudiera desvelar el diseño del futuro Citroën, ya en proceso de gestación.

Popular desde su nacimiento

Los años de espera y secretismo valieron la pena. El 5 de octubre de 1955, el nuevo Citroën se presentaba al público en el Salón de París bajo la denominación comercial DS 19 (derivado de «déesse», diosa en francés). Su novedoso y futurista diseño, conjugado con los más avanzados sistemas de ayuda a la conducción, encantaron a los visitantes. Al final del día, los pedidos se contaban por miles.

Su equipamiento era muy completo para la época, e incluía soluciones técnicas que no se popularizaron hasta hace pocos años, como la dirección, los frenos y el embrague asistidos hidráulicamente. La suspensión hidroneumática, su mayor atractivo, pasaría a formar parte de la personalidad de la marca, y aún hoy se sigue desarrollando el sistema, que se monta de serie en los modelos más altos de gama, el C5 y el futuro C6.

Otros sistemas, como el cambio de marchas de cuatro velocidades asistido también hidráulicamente, con la palanca situada en la columna de la dirección, dejaría de utilizarse posteriormente.

Pero, dado que el sistema hidráulico se encargaba de asistir muchas de las funciones que hasta entonces asumía por completo el conductor (transmisión, dirección y frenos), en los primeros modelos eran frecuentes las averías en este circuito, inmovilizando por completo el coche, bajo el cual solía formarse un preocupante charco de líquido procedente de estos sistemas.

Además, las comodidades suponían un gran sobreprecio, razón por la cual se presentó el ID 19 en 1957, idéntico al DS, aunque más económico al prescindir de la dirección, el embrague y el cambio asistidos.

Poco a poco se solucionaron sus problemas de fiabilidad, ganando más y más adeptos y convirtiéndose, con el paso de los años, en el símbolo de un país, Francia, y de una época, la de los años 60 y 70.

Evolución continua

Durante los 20 años en los que se fabricó, el DS/ID fue evolucionando mecánica y estéticamente conforme a los avances tecnológicos. Pronto apareció la carrocería «break», capaz de acomodar en su interior a 9 pasajeros, e incluso una versión descapotable, un coupé y una limusina, todos ellos reservados para los más exquisitos y adinerados conductores.

También se rediseñó el morro en 1967, incorporando dos pares de faros direccionales ocultos bajo un mismo cristal, que iluminaban dependiendo del grado de giro del volante y de la altura de la suspensión. Esta modificación le costó el sobrenombre de Tiburón en España, ya que su apariencia frontal recordaba a la del temible escualo.

Su corazón también fue haciéndose más fuerte con el tiempo. En sus primeros años, el motor era un 1.9 de carburación con 83 caballos de potencia máxima, y más tarde los montó de 2.1 y 2.3 litros, correspondientes a las versiones DS/ID 19, DS 21 y DS 23. Este último se ofreció, ya al final de la vida del Tiburón, con un sistema de inyección electrónica de combustible Bosch que aumentó su potencia a unos vertiginosos 141 caballos.

Fuente: http://www.el-mundo.es/

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