El auto era un Citroën 2CV, la popular Citroneta. Con este pequeño modelo de apenas unos cuantos caballos de fuerza, Philippe Genty, un joven artista dedicado al teatro de títeres, en 1962 convenció a la Unesco para que le financiara un viaje por 47 países y ocho desiertos, de los cuales haría un documental sobre las marionetas del mundo.
Las razones para financiar un viaje tan improbable nunca se conocieron, pero dejó claro que el joven Genty era un tipo al que los sueños no le eran una simple quimera: se hacían realidad. Y fue justamente en ese viaje que empezó a anotar todos sus sueños en un cuaderno sin saber que años más tarde, sería la fuerza motriz de un tipo de arte escénico reconocido mundialmente y que combina magistralmente el teatro tradicional, la danza, las marionetas, los cuerpos, imágenes, sonidos y materiales nobles como el papel.
«La travesía por el desierto le marcó de manera significativa», dice hoy el actor español Amador Ortiga, integrante de su elenco. «Todos sus cuadernos de sueños durante su viaje los utilizó como germen para crear este espectáculo. Aunque me imagino que todo lo que vio en ese viaje da para más de un espectáculo», agrega.
Ortiga es un actor valenciano que integra el espectáculo Viajeros inmóviles, que la compañía de Philippe Genty trae a Chile el 30 de junio y 1, 2 y 3 de julio al Teatro Nescafé, y que es una actualización de la celebrada obra Viajero inmóvil (1995), que se inspira en esa ya legendaria travesía y que se presentó en Chile en 1996 en el Teatro de la Universidad de Chile, donde incluso ganó un reconocimiento del Círculo de Críticos de Arte.
Será la quinta vez que la compañía del creador galo de 70 años se presente en el país. Y pese a que su mentor no estará, Ortiga adelanta que la nueva versión de la obra tiene «un 40% de escenas nuevas, donde la primera parte era la aventura del individuo. En esta versión, Genty buscó abrir el campo y convertir al individuo en una humanidad», como dice.
Sicoanálisis y danza
Genty comenzó en el arte escénico en 1961, pero la compañía la formó en 1968, con los ecos del Mayo francés aún resonando. Desde un comienzo las imágenes oníricas y el sicoanálisis movieron su búsqueda en un lenguaje que busca en la escritura automática -el motor del surrealismo- los significados de sus imágenes. Al trabajo gestual se le sumó luego un énfasis primordial de la danza, gracias al aporte de su mujer, la coreógrafa Mary Underwood.
«Creo que en sus obras, tal como en los sueños, no hay una sucesión lineal», agrega Ortiga. «Se salta de un plano a otro, y lo que encadena las escenas a veces es un objeto, un material o una situación, pero su encadenamiento no es lógico. Por eso se hace difícil explicarlo. Es como sentarse en un sillón y desde que empieza hasta que acaba el espectáculo hacer un viaje al subconsciente, en este caso de Philippe, pero con la maestría de que resuena como eco en el subconsciente del espectador», cuenta a propósito de piezas como como Zigmund Follies, Derivés y Pasajeros clandestinos.
Viajeros inmóviles es una inmersión fantasiosa al interior de la mente, donde resuenan la sociedad de consumo, la superpoblación del planeta o la avaricia, a través de cuadros donde la imagen desértica que tanto gusta a Genty cobra fuerza. «El único requisito es dejarse llevar y disfrutar», remata Ortiga. Datos
Espectáculo en Chile
La presentación de Viajeros inmóviles en el Teatro Nescafé serán los días 30 de junio y 1, 2 y 3 de julio. Los precios van desde los $ 20.000 a los $ 55.000. Las entradas se venden a través del sistema Ticketmaster y en boleterías del teatro (Manuel Montt 032).
Nueva versión de una aclamada obra
La pieza es una actualización de Viajero inmóvil, obra de 1995 que se presentó en Chile al año siguiente, en el Teatro de la U. de Chile.